El Capítulo 1
LOS PRIMEROS CONTACTOS
“Estamos llevando el evangelio a varios grupos de indígenas y los estamos preparando para servir al Señor en el ministerio. Su material, si me permite usarlo, nos será de mucha utilidad. Para llegar con ellos tenemos que caminar a pié 17 horas. Es muy cansado el camino pero es una bendición llevarles la Palabra. Nunca antes habían escuchado el evangelio y ahora veo que tienen mucha hambre por Dios. Es nuestro deseo que se capaciten para que ellos mismos se compartan la Palabra. Waldo Castro.” (5 abril del 2005)
Con los Indígenas
“Una viuda en la iglesia, (Señora Francisca Altamirano) fue la que abrió el ministerio a los indígenas cuando tenía 78 años. Tenía solo unos pocos meses ella de conocer al Señor. Ahora tiene ya 82. El Señor la usó para traerlos a Él y luego vinieron algunos (los indígenas huicholes) a la iglesia y después fuimos con sus familiares a las montañas. De ahí comenzó todo. Waldo.” (7 de noviembre del 2005)
“Llegaron los primeros indígenas a la iglesia, luego bajó un buen grupo y entre ellos trajeron a Anselmo. El Señor le levantó Anselmo (un indígena huichol) en la primera reunión a la que vino. Luego subimos a los pueblos que eran familiares de ellos, se entregaron todos en ese pueblo al Señor y plantamos la primera misión. De ahí se han estado extendiendo a muchos lugares más. Waldo.” (10 de noviembre del 2005)
“Cuando llegamos con ellos (los indígenas) la primera vez, el Señor comenzó a derramarse con muchos milagros. Yo mismo me quedaba sorprendido al ver cómo Dios operaba. Cuando Dios sanó a una persona paralítica, todos comenzaron a creer y a recibir. Luego el jefe de la tribu quedó sanado de su columna vertebral y de una costilla rota. Después todas sus mujeres y toda la gente comenzaron a recibir de la presencia de Dios. Cuando nos veníamos el jefe de la tribu se puso en pié y les dijo en su dialecto, “Nuestros antepasados nos decían que cuando subiera gente mestiza a hablarnos de la Palabra de Dios, la recibiéramos, porque cuando eso sucediera, el fin del mundo ya estaba cercas. Y esta es la primera vez que sube gente a hablarnos de esto. Yo les recomiendo que obedezcamos lo que nos dicen y que retengamos sus enseñanzas.” Cuando escuché esas palabras, lloré de agradecimiento y por ser los primeros en llegar a sus pueblos con el evangelio y que no fue una secta con un evangelio diferente. Dos pueblos enteros ese día se entregaron al Señor. Ahora que ellos se están capacitando, servirán a Dios de la misma manera llevando la Palabra a esa clase de lugares. Waldo.” (7 de abril del 2005)
“La primera vez que subí, solo fuimos Tony y yo (Tony es el gobernador huichol, y un cristiano). Caminamos un día completo para llegar al Majahual. No pudimos llegar ese día. Al mes y medio volvimos y fuimos a La Ciénega. Ahí establecimos también la iglesia pues todo el pueblo se entregó al Señor. Tony esa vez no me pudo acompañar. Luego volvimos a los dos meses y estuvimos un buen tiempo en las montañas llevando el evangelio a nuevos pueblos, pues ya la gente sabía de nuestra visita y nos invitaban a sus comunidades para hablarles de la Palabra de Dios. Cuando andaba entre las montañas, caminando distancias muy grandes y subiendo a lo más alto para llevar el evangelio a dos o tres familias, durmiendo en donde anochecía, y otras veces bajo los árboles, cuando me sentía impotente al escuchar de Tony que me decía que faltaban cientos de pueblos que también nunca habían escuchado de Jesucristo y que esperaban desesperados el evangelio, nunca pensé que Dios tenía preparados a Jack y usted, porque no les conocía, pero Dios tiene todo en control. El trabajo de misionero es muy dificil. Y no solo es que la gente reciba a Jesucristo, sino hay que darle seguimiento y discipulado. Nosotros hemos llegado a pueblos, que después de caminar hasta 13 horas, sin agua y sin comida porque no teníamos recursos, al llegar nos hemos enterado de que no hablan el idioma español, solo su dialecto, pero la unción del Señor es tan grande que al momento de imponerles manos, sienten Su presencia y caen en convicción en su corazón y lo reciben en su vida. Waldo.” (31 de octubre del 2006)
“El sonido el cuerno resuena por las montañas. Cuando vamos subiendo, lo vamos tocando en puntos estratégicos. Ellos ya saben que es el llamado de Dios a congregarse y bajan de sus casas a las reuniones. Waldo.” (8 de septiembre del 2005)
“Los indígenas a lo que hemos llegado con el evangelio, son los más lejanos que existen en la región en que estamos visitando, pues no hay acceso en vehículo hasta con ellos, solo a pié o en burro. Aquí el gobierno tiene algunas ayudas para ciertos pueblos indígenas pero en donde estamos nosotros nunca les ha llegado nada, pues sus pueblos no aparecen ni en el mapa. Hemos caminado para llegar a algunos pueblos, hasta 18 horas a pié. Waldo.” (11 de agosto del 2005)
“Mañana miercoles vamos a ir a tener una serie de reuniones especiales en las misiones de la sierra y ahí daremos inicio a una escuela para preparar ministros indígenas para el ministerio, usando su material (las lecciones de la Biblia por Joyce). Le pedimos que nos ayude a orar por este viaje pues es muy cansado. Las horas que caminamos a pié son muchas y muy cansadas pero es una gran bendición y un gran honor en llevar la Palabra a estas personas tan necesidades y hambrientas de la Palabra. Cada vez más hay gente que nos piden a que vayamos a sus pueblos a hablarles de la Palabra. La gente se amontona cuando llegamos y nos piden que oremos por ellos. También viven en una pobreza extrema y es doloroso al ver su situación. Le pido que también nos ayude a orar porque acaban de hacer un camino y si logramos conseguir una Van o una pick up (camioneta), nos ahorraremos 14 horas de camino a pié. Este camino termina en un río y en ese lugar hay un pueblo que ya tiene alrededor de 4 años pidiéndonos que por favor vayamos a hablarles de la Palabra de Dios. Si conseguimos prestado un vehículo podremos llegar ahí. De ese lugar ya nos queda cercas la primera misión. Está a 5 horas de distancia a pié. Ahí se reunirán de varios pueblos. Luego caminaremos alrededor de 8 horas más y llegaremos a otro pueblo y ahí estaremos por dos días, pues baja gente de diferentes lugares a recibir el mensaje. Ahí daremos inicio a la capacitación de personas para el ministerio como Anselmo y Angelina (una pareja indígena). Anselmo y Angelina fueron de las primeras personas que conocieron al Señor y que el Señor usó para llevar Su Palabra a los pueblos en la sierra. Están encargados de una misión. El dirige la alabanza en su dialecto. Ya están listos para ser capacitados con el material suyo y su deseo es servir a Dios y dar mucho fruto para Él. Don Lupe es el hermano encargado de las misiones en la sierra. El Señor le dió un amor especial para todos ellos. Ya casi domina el dialecto huichol. Su visión es vivir permanentemente entre ellos. Nuestro recursos nos alcanzan para ir solo unas cuantas veces por año.Ya está estudiando el material suyo y preparándose de esa manera para enseñar a otros. Waldo.” (12 de abril del 2005)
“Acerca de don Lupe, hace ya casi 11 años llegó a la iglesia con nosotros. Ahí conoció al Señor y tuvo un encuentro con Él. Al poco tiempo llegó también Esther y cada uno de sus hijos y nietos. Ahora toda su familia es cristiana. Antes de venir al Señor don Lupe era alcohólico. Desde que conoció al Señor, ha sido muy servicial y muy consagrado. A los tres años de haber llegado con los indígenas, él se integró al equipo de trabajo y comenzó a ayudarme en abrir Obras nuevas con indígenas cercas de Tepic. Poco a poco lo fui dejando como encargado de la Obra en Jala y sentí que tenía un llamado al ministerio misionero. A las pocas semanas él me lo confirmó y lo pusimos como pastor oficial en Jala. El Señor comenzó a derramar en él un fuerte amor por todos los indígenas. Pronto aprendió el dialecto de ellos y se fue a vivir por un tiempo en las montañas. Sus visitas a las montañas solo fueron por temporadas conforme a los recursos que teníamos. El bisabuelo de don Lupe fue indio huichol, así que no batalló mucho para adaptarse a ellos, ni ellos con él. Actualmente atiende alrededor de 24 comunidades entre 5 y 9 horas de distancia cada una, a pié o en burro enseñando a los huicholes la Palabra de Dios. Cuando encuentra algún tiempo libre, lo aprovecha para buscar nuevos pueblos para llevarles las buenas nuevas de salvación. Antes de irse de misionero a las montañas, servía fielmente en la misión de Jala y me acompañaba al Buruato. También servía en el ministerio carcelario en la carcel de aquí de Tepic. Su oficio era albañil y dejaba un día entre semana, aparte del domingo, para servir al Señor. Es también muy buen mayordomo y una persona integra en su vida personal. El Señor me dió la bendición de llevarlo a aceptarlo en su corazón y de darle los primeros cursos de discipulado. Él ya ha estudiado todas las lecciones de usted y de lo que él ha aprendido enseña a otros la Palabra de Dios. Waldo.” (29 de marzo del 2007)
“El martes 10 de mayo (2005) celebraremos una reunión en un pueblo que tiene más de 4 años pidiendo a que vayamos a hablarles del evangelio. Hasta hoy vamos a poder ir y la gente está muy contenta. En ese pueblo está una señora que es bruja y tiene mucha influencia sobre ese lugar y sus alrededores. Cuando le dijeron que ibamos a ir allá, dijo que si miraba los milagros que la gente contaba que Dios hacía cambiaba sus dioses por el Dios nuestro. A ese lugar nunca les ha llegado el evangelio, es la primer vez que vamos a ir, asi que no conocen al Dios de nosotros. Yo se que les va a impactar pues nuestro Dios es precioso y glorioso y Su Nombre está por sobre todo nombre. Yo se que les va a tocar a todos y todo ese pueblito lo va a conocer, pues Él les ama. Waldo.” (5 de mayo del 2005)
“Ya regresamos de nuestro viaje misionero. El Señor nos bendijo mucho y pudimos ver Su gloria. Vimos Su mano poderosa sobre nosotros en cada paso que dábamos. El viaje fue muy cansado pero por la gracia de Dios pudimos subir las montañas tan altas en donde se encontraban algunos pueblos que pudimos visitar. Llevamos ahora el evangelio a dos pueblos nuevos. Para llegar a un pueblito que solo se compone de una familia, tuvimos que caminar por tres horas en medio de un calor muy intenso y de una sed muy fuerte. La montaña estaba demasiada alta y el camino muy difícil, pero al llegar arriba y ver todo lo que habíamos subido, le dimos gracias a Dios pues Él nos dio las fuerzas. Al llegar con esa familia de indígenas el hombre de la casa estaba muy enfermo, pero al hablarle del amor de Dios y cuando nos dijo que quería recibirlo en su corazón, quedó totalmente sanado. Su esposa y su hija al ver el milagro, se rindieron también al Señor en ese momento. Oraron cediéndole al Señor su vida y la autoridad sobre esas montañas en donde hay muchos pueblitos más que aún no les llega el evangelio. Esta familia es la primera vez en su vida que escucha la Palabra de Dios. Cuando les pregunté si sabían de Jesucristo, me contestaron que no sabían quien era Él. Les contamos la historia y lo recibieron en su vida. Quedaron muy contentos al sentir Su presencia en su corazón. Luego emprendimos nuestro viaje de regreso. Solo hicimos dos horas de camino de regreso pero fue muy difícil también pues el camino está demasiado inclinado. Yo me caí varias veces y mis compañeros también. Queríamos visitar otros lugares pero la gente comenzó a caminar de sus pueblos para estar presentes en las reuniones. Unos caminaban 3 horas y otras 4 horas para estar en las reuniones pues es mucha el hambre que tienen por Dios. Es asombroso ver cuanto caminan. En un lugar en donde ellos caminan 2 horas, nosotros caminamos, en ese mismo lugar, 7 horas. Ellos están acostumbrados a subir las montañas corriendo y con niños en los brazos. La señora que era bruja también entregó su vida a Jesucristo junto con un hermano de ella. Estuvimos en el pueblo en donde está el centro de brujería de varios pueblos y ahí oramos y rompimos la maldición en el Nombre de Jesús. La gente ahí se entregó al Señor y fueron bautizados al momento y hablaron en nuevas lenguas. Todas las personas que aún no recibían al Señor en los lugares que visitábamos, se entregaron al Señor también. En un pueblo nos regalaron un terreno para construir ahí una iglesia. Ese pueblo es el más grande de todos. Viven ahí alrededor de 20 familias. No hay manera de llegar ahí más que a pié o en burro. Ahora les pido en oración para que el Señor nos provea para que un misionero viva entre ellos, pues es necesario estar permenentemente allá. Aunque algunos de ellos cada semana caminan 14 horas para llegar a un pueblo que se llama Jala. Ahí tenemos una de las misiones y cada semana celebramos reuniones, pero sería mejor que ellos allá arriba tuvieran su propio lugar para congregarse. Waldo.” (16 de mayo del 2005)
Una Cita Divina
Después de dos meses de las cartas, al fin del mes de mayo del 2005, finalmente reuní a pastor Waldo Castro personalmente por la primera vez en una iglesia en Santa Ana, California donde él estaba hablando en un seminario. Mi esposo y yo con la familia Cacho de Camarillo, California manejaron dos horas a Santa Ana. Pensamos que podríamos entrar en el seminario silenciosamente sin la interrupción de la reunión que ya estaba en progreso. Cuando el pastor Waldo vio que entré la iglesia, paró de repente su habla, gritó, “¿Joyce? ¡Joyce! ¡Joyce!” Corrió la longitud de la iglesia y nos dio un abrazo fuerte. De ese tiempo Dios unió los corazones de mi familia con los corazones de su familia alrededor la visión de llegar a los indígenas en las montañas con el evangelio. De ese tiempo somos una familia.
“¡Qué bendición el haberles conocido! Sentí una alegria tan hermosa en mi vida al verles que cuando me fui a mi cuarto comencé a llorar porque no cabía en mi el gozo y el agradecimiento al Señor por este encuentro tan precioso. ¡Qué bueno es nuestro Dios! Estoy impresionado con Él porque estamos en sus tiempos y creo que esto forma una parte importante en Sus planes para todos nosotros. Yo pensé que nos ibamos a ver hasta que estuviéramos en el cielo con Él, pero Él permitió bendecirnos con esto, pues todo Él lo fue acomodando. Waldo.” (22 de junio del 2005)